La frase de nuestro Señor Jesús de que vayamos a
Él todos todos los que estemos trabajados y cargados, pues Él nos hará
descansar, no debe ser tomada por el cristiano como un llamamiento a la desidia
ya que claramente en esa exhortación se nos habla de llevar su yugo pues éste
es fácil y la carga que el mismo impone ligera.
Sobre esto hay que aclarar que yugo es un término
que permite identificar al instrumento fabricado en madera donde mulas o bueyes
son atados para constituir una yunta y al cual se sujeta el dispositivo para
direccionar al arado o el pértigo del carro.
Así que la referencia del yugo implica el sentido
de éste para direccionar a quienes conduce, en el caso del cristiano el yugo de
Jesús son los mandamientos del Padre pues nuestro Señor aclara que éste es
requisito para permanecer en Su amor, así como Él los ha guardado para permanecer
en el amor del Padre. Y respecto de ese amar, la misma Escritura aclara que el amor
de Dios es guardar sus mandamientos, señalando, de nueva cuenta y en el mismo
orden de ideas, que los mismos no son gravosos.
Aclarado el punto, la actitud que se espera del
cristiano, como se comentó inicialmente, no es desidia sino de trabajo,
esfuerzo y fructificación. La parábola de los talentos, donde el amo que deja
por un tiempo a sus siervos dándoles talentos para que los trabajen, elogia a
los siervos que con su esfuerzo lograr multiplicar los talentos, mientras que
condena al siervo que ocultando los talentos los entrega sin rendimiento
alguno.
Estas ideas deben servir de reflexión para todos
en nuestra vida cristiana pues podemos, como el siervo desidioso de la parábola
de los talentos, pensar que, dada la redención conseguida por el sacrificio de
nuestro Señor Jesús, podemos sentarnos a esperar nuestra liberación final sin
hacer nada en el inter. Antes bien en nuestra mente y en nuestro corazón debe
estar presente la admonición de nuestro Salvador quien claramente señala que
todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego.
La vida cristiana, si bien sobrenatural, sigue
existiendo mientras estamos en este cuerpo carnal, por lo que a veces uno puede
cansarse, tomar un respiro es válido, nuestro Señor Jesús mismo, en un momento
dado, invitaba a sus discípulos a ir a algún lugar a descansar un poco. Pero
una cosa es tomarse un descanso y otra dejar el trabajo tirado, como el
perezoso de Proverbios, con el consecuente resultado de no producir nada.
El cristiano, acorde con su llamamiento, sabe que
ha sido llamado a producir fruto, y fruto en abundancia, siendo que tiene un
tiempo para ello, por lo que si lo desperdicia mayor será el esfuerzo para
conseguir el mismo resultado esperado, así que recuerda el quedarte sentado
solo hará que más pasos te separen de tu meta.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Mateo 11:28-30; Juan 15:10; 14:21; 1 Juan 5:3;
2 Juan 1:6; 1 Juan 2:3; Mateo 25:14-30; Mateo 7:19; Juan 15:2; Marcos 6:31;
Proverbios
20:4; 13:4; Juan 15:8
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