miércoles, 22 de agosto de 2018

¿Ves todo lo que a veces has logrado sin proponértelo?, ¡ahora imagínate si te lo propusieras!



Cuando uno responde al llamado del Padre y deviene en lo que puede llamarse un cristiano, debe tener muy en claro que en realidad no ha llegado a ninguna parte aún sino que ha iniciado un caminar que durará toda la vida.

En ese caminar uno deberá ir madurando en la fe y creciendo en obras, pero también puede pasar, como en el mensaje de Revelación a la iglesia en Éfeso, que uno olvide su primer amor.

Ese olvidar el primer amor se refiere a dejar que con el paso del tiempo esa motivación, esa energía, ese compromiso con nuestra santificación vaya decayendo hasta llegar a una rutina diaria donde no hay avance en nuestra vida espiritual.

En este punto podemos, si, terminar cada día viendo las maravillas que Dios ha hecho en nuestra vida y poniendo a Sus pies lo que hemos logrado, pero también, si somos honestos, veremos cómo es que mucho de eso que hemos logrado ha sido por que más bien se ha dado por sí mismo y no tanto porque lo hallamos primero proyectado como idea y luego realizado como acción.

Lo anterior está bien, muchas veces no puede planearse todo y como cristiano uno debe dejarse llevar por el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros, pero el gran proyecto que implica nuestra santificación conllevará en muchas ocasiones la aplicación volitiva de nuestros pensamientos y nuestras acciones.

Piensa solamente en los frutos del espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio, ¿crees acaso que se irán dando sin que haya de tu parte participación alguna? Muchas cosas se dan por gracia y misericordia de Dios en nuestra vida, de hecho todo lo bueno y perfecto que se nos da, viene de arriba, pero también la Escritura nos dice que no todo el que dice “Señor, Señor” entrará en el Reino de los Cielos sino el que hace la voluntad del Padre.

Ahora bien, ¿qué hacer si alguna vez uno se encuentra en una situación dónde la tibieza amenace nuestra vida espiritual y estemos por la senda de olvidar aquel primer amor que nos trajo al Camino?

En el mismo mensaje de Revelación a la iglesia de Éfeso habla de tres cosas para enfrentar esta situación: la primera es recordar cómo éramos antes, la segunda arrepentirnos de la indolencia que podría haber enervado nuestra vida, y la tercera comenzar a hacer las obras primeras con las que iniciamos nuestro andar por el Camino.

Es cierto que como cristianos el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros, si somos dóciles, trabajará en nosotros en nuestra edificación como parte del cuerpo de  Cristo, pero también es cierto que nuestra participación nos es requerida como contraparte del compromiso adquirido a venir al Cuerpo de Cristo, así que reflexiona: ¿Ves todo lo que a veces has logrado sin proponértelo?, ¡ahora imagínate si te lo propusieras!


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor



Referencias:
Juan 14:6; Efesios 1:17; 4:13; Hebreos 5:14; Juan 15:16; Revelación 2:4; Gálatas 5:22-23; Mateo 7:16; Efesios 5:9; Colosenses 3:12; Santiago 1:17; Mateo 7:11; Santiago 3:15, 17; Mateo 7:21-23; Lucas 6:46; Romanos 2:13

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