martes, 19 de marzo de 2024

Un error no te hace peor, te hace mejor si aprendes algo de él

 


Sin duda alguna que lo peor que puede experimentar un elegido que ha venido a salvación es el caer después de ello. ¡Que decepción, que tristeza, que abatimiento! Creíamos que una vez aceptado el llamamiento del Padre nuestra vida sería perfecta y santa y ¡oh, decepción!, pero ¿sabes?, no eres el único, todos, absolutamente todos los elegidos han experimentado eso.

 

David, después de que su pecado con Betsabé fue expuesto, compuso el Salmo 51, ¿sabes qué dice?, “…yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos […] He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre”, ¿te suena parecido?, ¡claro!, es lo que todos en algún momento, tal vez demasiados para nosotros, hemos dicho.

 

Pero ¿sabes que también dice ese Salmo? “Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades.  Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí […] Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”, ¿también te suena parecido?, ¿ya ves?, en el fondo todos lidiamos con lo mismo: Nuestra debilidad, nuestra torpeza, nuestra cobardía.

 

Sigamos con David. Recuerda que el pecado del que hablamos fue de adulterio, asesinato y falsedad, nada menos y nada más. Ahora bien, ¿sabes quién reinará sobre el pueblo Israel en el Reino de Dios?, “Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; andarán en mis ordenanzas y guardarán Mis estatutos y los cumplirán”.

 

Piensa en esto, ¿cómo era el pueblo de Israel?, ¿acaso no era adultero, homicida, mentiroso?, en ese sentido, ¿quién mejor para liderarlos que alguien que entiende su debilidad, su torpeza, su cobardía?, pero no para dejarlos así sino para llevarlos a lo que están llamados a ser, el mismo Salmo 51 lo señala cuando dice “entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti”.

 

Pero, ¿qué hacer ante los tropiezos, las caídas que experimentemos?, Pablo lo señala en su carta a los de Filipo: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.

 

¿Tropezaste, caíste?, ¿te sientes mal?, es natural, ¿quieres llorar?, llora, pero luego arrepiéntete, pide perdón a Dios, levántate, sacúdete el polvo y sigue tu andar a las promesas que se nos ha hecho pues al final del Camino el Padre te espera, así ya lo sabes: Un error no te hace peor, te hace mejor si aprendes algo de él.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx


 

Referencias:

Salmos 51:3-5, 9-10, 13, 16-17; Ezequiel 37:24; Jeremías 30:9; Filipenses 3:13-14; Lucas 9:62; Hebreos 6:1


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