Cuando
en la vida cristiana se señala que el futuro depende de uno, no quiere decirse
con eso que la salvación podemos ganárnosla. Sobre esto Pablo es muy claro
cuando escribiendo a los de Éfeso les dice “Porque por gracia sois salvos por
medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”, más
sin embargo aquello de que el futuro depende de uno se refiere a que si bien
Dios ha reconciliado al mundo con Él por medio del sacrificio redentor de Jesús,
está en uno si ese regalo es aceptado o rechazado.
Pablo
en su segunda carta a los de Corinto les dice “que Dios estaba en Cristo
reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus
pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”.
Juan
en el inicio de su Evangelio,
inspiradamente escribe diciendo sobre Jesús
“a los suyos vino, y los suyos no le recibieron. Pero a todos los que le
recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los
que creen en su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la
carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios”.
Entonces
tenemos que Dios en Cristo estaba reconciliando el mundo con Él, pero de igual
forma esa reconciliación no es impuesto sino puesta a disposición de quien
libremente la acepte.
Lo
anterior es resumido por Juan en su Evangelio cuando escribe “porque de tal
manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que
cree en El, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo
al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. El que
cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque
no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”.
Veámoslo
así. Es como si una persona rica, con mucho dinero, nos quisiera regalar un
millón de dólares. El regalo ahí está, se nos ofrece, pero depende de nosotros
el tomarlo. No se nos puede obligar, debe ser libremente aceptado, es por eso
que se dice que en cuanto al cristiano el futuro depende de uno, no porque,
siguiendo el ejemplo, nos hubiéramos ganado ese millón de dólares, sino porque
podemos optar entre tomar ese regalo o rechazarlo.
Ahora
bien, uno no tiraría a la basura el millón de dólares después de haberlo
recibido como regalo, de la misma forma si uno ha aceptado el regalo de la
salvación debe tener el cuidado de no despreciarlo posteriormente, como escribe
Pablo a los hebreos “porque si pecáremos voluntariamente después de haber
recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los
pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha
de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio
de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis
que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre
del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?”
La
salvación que deviene de gracia al aceptar el sacrificio redentor de Jesús es
algo que podemos aceptar o bien rechazar, de igual forma, una vez que uno ha
venido a salvación puede decidir si se mantiene fiel hasta el final o si
apostata de la fe, en cualquiera de los casos tenemos esa libertad de decisión
pero también las consecuencias de ello, de esta forma ¿sabes que es lo mejor
del futuro? Que depende enteramente de ti.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Efesios
2:8-9; Romanos 3:24; 2 Corintios 5:19; 1 Timoteo 3:16; Juan 1:12; Romanos 8:14;
Juan 3:16-18; Romanos 5:8; Hebreos 10:26-29; Mateo 5:13
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