El
elegido que ha respondido al llamamiento del Padre para venir a salvación en el
presente siglo sabe que solo debe seguir a Jesús. Claramente nuestro señor
exhortó a los de su tiempo, y en su figura a los cristianos de todos los
tiempos diciendo “pero vosotros no queráis que os llamen maestro; porque uno es
vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos”, incluso Pablo,
quien apelaba a imitarle, señalaba claramente que en realidad en su ejemplo se
estaría imitando a Cristo, no a él por sí mismo: “Sed imitadores de mí, así
como yo de Cristo”.
Nuestro
Señor claramente dejó constancia de la diferencia entre fundar nuestra casa en
la Roca, Él mismo, poniendo por obra lo que nos dice, y fundar la casa sobre la
arena, es decir, sin poner por obra lo que él nos pide. De igual forma señaló
muy claramente diciendo “no todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el
reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los
cielos”.
Curiosamente,
y a pesar de todo lo dicho anteriormente, hay quienes, en vez de seguir la
Palabra escrita, la Biblia, y echa carne, Jesús, siguen, de nueva cuenta como
en el pasado, tradiciones de los hombres corriendo el riesgo de invalidar la
voluntad de Dios.
Del
cristiano se espera que una vez venido a la verdad, crezca en el conocimiento
de Dios y de Su Hijo pasando del alimento líquido, las verdades de salvación,
al alimento sólido, las verdades de comprensión, llegando a ser capaces de manejar
con precisión la palabra de verdad, desafortunadamente algunos, una vez venidos
a la verdad, se estancan en esto.
¿Cuál
es el principal indicador del estancamiento espiritual anteriormente
mencionado? La expresión de algunos que, cuando se trata de avanzar en la
compresión de las verdades espirituales, solo puede responder “así me lo
enseñaron cuando me evangelizaron” o bien “así se entiende en la iglesia” o
bien “una vez venido a la fe así alguien una vez me lo explicó”.
Dicha
expresión denota un desconociendo de la Palabra, por eso la Escritura reconoce
a los de Berea ya que éstos no se quedaban solo con lo que recibían como
instrucción sino que se iban a la Palabra para escudriñar si así era ello. Pero
esto no es lo peor, lo peor es que al atenerse a lo que otros dijeron pueden
estar siguiendo, no a la Palabra escrita ni a la Palabra echa carne, sino a los
hombres.
Recordemos
que todos los miembros del Cuerpo de Cristo “en parte conocemos, y en parte
profetizamos”, luego entonces si nos atenemos a lo que en parte alguien
comprendió, si no lo contrastamos con la Palabra, si no avanzamos en la
comprensión de ello, tendremos solo parte de parte, corriendo el riesgo de ser ciegos
guiados por otros ciegos llagando a perecer por falta de conocimiento.
El
mayor problema de lo anterior no estriba en las verdades de salvación, los
principios doctrinales, ya que estos son claros en la iglesia de Dios, el
riesgo está en las verdades de comprensión, en ese alimento sólido para el cual
es requerido tener ejercitado, desarrollado, fortalecido el conocimiento que deviene
de lo alto lo cual solo es posible si constantemente se trabaja, si uno trabaja
en ello, así que en cuanto al andar por el Camino fíjate en las huellas en la
vida: si están delante de ti solo sigues a otro, si están detrás, tú haces la
historia.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Mateo 23:8; 1 Pedro 5:3; 1 Corintios 11:1; 1 Tesalonicenses
1:6; Lucas 6:46-49; Santiago 1:22; Mateo 7:21; Romanos 2:13; Marcos 7:1-13; Colosenses
1:10; Filipenses 1:27; 2 Pedro 3:18; Hebreos 5:14; 1 Corintios 3:2; Hebreos
5:12; 2 Timoteo 2:15; Hechos 17:11; 1 Corintios 13:9; Mateo 15:14; Filipenses 1:9;
Oseas 4:6; Isaías 5:13; Jeremías 5:4
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