martes, 14 de noviembre de 2023

Recuerda: usa las cosas para llegar a ser... no al revés



El elegido, recordando las palabras de nuestro Señor en el sentido de “buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”, sabe que debe tener un correcto orden de prioridades en su vida.

 

De inicio, respecto de lo anterior, uno debe tener muy en claro a qué se refiere eso de la justicia del reino de Dios, ¿cuál será esa justicia que uno debe buscar primeramente?, “todos tus mandamientos son justicia”, dice la Escritura, de ahí que, la recomendación práctica, la técnica de vida, por decirlo en cierta forma, de todo elegido, estriba en tratar de vivir conforme a la Ley de Dios, sus Diez Mandamientos, ojo: tal cual están escritos en Éxodo 20, no tal cual los ha cambiado el Enemigo, el Mundo y la Carne.

 

Ahora bien, la segunda parte de la cita, “y todas estas cosas os serán añadidas”, ¿a qué se refiere?, previo a eso dicho por nuestro Señor, Él mismo señaló a qué se referiría cuando dijo “por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas”.

 

“Si, ya sé –podrá decir alguien– eso se refiere a que no me preocupe por las cosas materiales como comer o vestir anteponiendo ello a la búsqueda de la justicia del reino de Dios”, y sí, es verdad, eso significa, pero naturalmente, eso quiere decir que espiritualmente tiene aún mayor comprensión.

 

El comer, espiritualmente, se refiere a ese alimento de vida que necesitamos, el vestir, de igual forma, se refiere a ese irnos revistiendo del nuevo hombre, incluso de esto, Dios nos dice que no nos preocupemos, Él hará, lo único que requiere de nosotros es ese esfuerzo para vivir conforme a su voluntad expresada en su Ley, sus Diez Mandamientos.

 

Sobre esto es esclarecedor la parte que señala “quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo”, ya que, espiritualmente hablando, se refiere a ese crecimiento que ser requiere para alcanzar la estatura perfecta de Cristo.

 

Así que incluso, si buscando lo espiritual –alimento, vestido o crecimiento- nos afanamos tanto que la búsqueda de la justicia del reino de Dios es dejada de lado, estamos mal, y eso de que Dios hará no es un invento de uno, sino lo que la Palabra claramente señala: “Estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús”.

 

El elegido tiene muy en claro las metas eternas que persigue y, en ese sentido, las metas temporales, e incluso las espirituales, no le entorpecen para colocar, el correcto orden, las prioridades relativas, siendo la primera el buscar el reino de Dios y su justicia, así que recuerda: usa las cosas para llegar a ser... no al revés.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 


 

Referencias:

Mateo 6:33; Eclesiastés 10:2; Salmos 119:172; Deuteronomio 6:7; Mateo 6:25-32; Filipenses 4:6; Mateo 4:4; Lucas 4:4,8,12; 2 Corintios 4:16; Colosenses 3:10; Efesios 4:13; 2 Pedro 1:4; Filipenses 1:6; Salmos 138:8 

lunes, 6 de noviembre de 2023

Recuerda: no hay problemas imposibles de resolver, solo problemas que requieren de más tiempo para ello

 


A pesar de que en la vida natural muchas cosas llevan cierto tiempo en hacerse, en la vida espiritual en ocasiones puede uno tener la idea de que todo es inmediato.

 

Por ejemplo, al responder al llamamiento del Padre para venir a salvación en el presente siglo, uno pudiera suponer que, una vez bautizado y habiendo recibido el Espíritu Santo por medio de la imposición de manos, uno ya es santo y perfecto, y por ende, ya no puede pecar más, pero la Escritura no dice eso.

 

La Palabra señala, por medio de Salomón, “porque siete veces cae el justo y vuelve a levantarse, pero los malvados caerán en el mal”, fijémonos que se refiere a aquel que cae siete veces como justo, no como pecador; de igual forma indica, a través de Juan, “hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; pero si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo”, observemos como es que Juan, al decir “hijitos”, no les habla a los del mundo, sino a los de la iglesia, dejando constancia que éstos pueden –como posibilidad, no como permisividad- pecar.

 

Sobre esta situación, Juan en su primera carta lo aclara al decir, “amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a Él”. ¿Te fijas?, ya somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado lo que habremos de ser, lo cual será hasta el regreso de nuestro Señor.

 

Es por eso que Jesús hablaba de dos nacimientos, aparte del natural: el del agua y el del Espíritu. El nacimiento del agua se da cuando somos bautizados, es algo así, comparándolo con lo natural, cuando somos engendrados por nuestros padres carnales iniciando un proceso de desarrollo en el vientre de nuestra madre; el nacimiento del Espíritu será cuando, al momento del regreso de nuestro Señor, seamos resucitados/transformados en cuerpos de gloria.

 

Será hasta entonces cuando, como dice Juan en su primera carta, al haber, ahora sí, nacido plenamente de Dios, ya no pecaremos más ya que “todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”.

 

El elegido, con el correcto entendimiento de la Palabra, sabe que, si bien en la actualidad somos hijos de Dios, lo que habremos de ser plenamente se manifestará al regreso de nuestro Señor siendo que todo lo que ahorita no corresponde a un hijo de Dios, se resolverá, así que recuerda: no hay problemas imposibles de resolver, solo problemas que requieren de más tiempo para ello.

  

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx


 

Referencias:

Proverbios 24:16; Job 5:19; 1 Juan 2:1; Gálatas 4:19; Juan 2:1; 1 Juan 3:2; Job 19:26; Juan 3:5-16; Ezequiel 36:26; 1 Corintios 15:42-58; Daniel 12:3; 1 Juan 3:9; Salmos 119:3